viernes, 27 de julio de 2012

Cambio de rutina, Roma-Madrid.

Cambiemos un poco la rutina... 

Ella: ¿Qué haces? 
El: Nada, juego con una pelota jaja... Te extraño. 
Ella: Yo también, quiero verte. ¿Qué tan lejos está Roma de Madrid? 
El: Hmmm, no sé. Tengo una idea, pero dirás que estoy loco. 
Ella: ¿Qué idea? 
El: No cuelgues, voy a cambiarme y a empacar algo de ropa. 
Ella: ¡¿Qué?! ¿Ropa para qué? ¿De qué hablas? 
El: Te necesito; necesito verte. 
Ella: Estás demente jajaja, no eres capáz. 
El: ¿Bromeas? Lo haré, pero tienes que hablarme todo el camino. 
(Empaca, sale al auto y empieza a conducir) 
Ella: Esto es una locura, aún no te creo capáz. 
El: Estoy decidido; ¡si no te veo me volveré loco, lo sé! 
(Se oye un frenazo y cornetas de autos) 
El: ¡Sal de mi camino, idiota! ¡Voy a ver al amor de mi vida! 
Ella: ¿Qué pasó? ¿Estás bien? 
El: Sí, sólo un imbécil daltónico que no sabe la función de un semáforo. 
Ella: Jajaja. Te amo. 
Él se queda pensativo unos segundos mientras conduce...) 
El: Yo también te amo. 
(Llega al terminal y empieza a hablar con la encargada de los boletos) 
El: Señorita, ¿a qué hora sale el primer tren a Madrid? 
Ella: ¡¿Es en serio?! 
Srita: Sólo queda un boleto y sale en una hora aproximadamente. 
El: Perfecto; quiero ese boleto. 
Ella: ¡Respóndeme! ¡Estás demente! 
El: Shhh. También quieres verme, ¿o no? 
Srita: Aquí está, disfrute el viaje. 
El: Gracias. 
Ella: ¡Qué nervios! ¿Cómo me haces esto? Estás loco, Angel. 
El: Jajaja. Así de loco me quieres. 
Ella: ¡No! En serio, ¿estás seguro de lo que estás haciendo? ¿Dónde te vas a quedar? 
El: Jajajaja. Rayos, no lo había pensado. ¿Estás en tu computadora? 
Ella: No, pero está cerca, ¿por qué? 
El: Consigue el número de un hotel cercano y me lo pasas, por favor. 
Ella: Hmmm, bueno; ¿cómo llamarás sin colgar? Dijiste que hablaríamos todo el camino. 
El: Existe más de un teléfono en el mundo, mi cielo. 
Ella: Tonto. ¿Tienes para anotar? 
El: Sí, dime. 
(Ella le da el número del hotel) 
El: Jaja gracias; ya reservo. 
(Él llama y reserva una habitación) 
Ella: No lo puedo creer aún, de verdad. 
El: Cálmate; no es nada comparado con todo lo que yo haría por ti. 
Ella: Cállate, eres un tonto. 
El: Te amo. 
Ella: Yo también te amo. 
El: Estoy aburrido, divierteme mientras espero al maldito tren. 
Ella: ¡No maldigas! Maldita sea. 
El: Jajaja tonta. 
Ella: Estás demasiado demente. 
El: ¿No tienes otra cosa que decirme? Ya sé que estoy demente jajaja. 
Ella: Hmmm, ¿cómo se supone que te divierto? 
El: No sé; creo que ya subiré al tren. 
Ella: ¿Te dejan ir con el teléfono? 
El: Eso espero, dije que hablaríamos todo el camino. 
(Entra al tren; por suerte, aún hablando por teléfono) 
(Ella ríe con un tono de ironía) 
El: ¿De qué te ries? 
Ella: De nosotros, esto es increíble. 
El: Si no quieres no lo hago. 
Ella: Jajaja estás en el tren, no hay vuelta atrás; a demás, si quiero y lo sabes. 
El: Jajaja es verdad, igual no pienso dar marcha atrás. 
Ella: ¿Qué se supone que le diré a mi mamá? 
El: No sé, tampoco lo había pensado. 
Ella: ¿A quién engañas? Tú no piensas jajaja. 
El: Gracias, yo también te quiero, corazón. (Tono de ironía) 
Ella: Sabes que sí jajaja. 
El: Si no fuera así, no estaría en esta locura. 
Ella: Dime qué ves. 
El: Mucha gente, muchos asientos... (Mira por la ventana.) Hmmm, árboles, más gente, casas. 
Ella: Quiero estar ahí contigo. 
El: Aquí estarás cuando te secuestre y nos escapemos jaja. 
Ella: ¡Sí, claro! 
El: Esto se está moviendo ya. 
Ella: Qué locura, no puedo creerlo. 
El: Es real, nos veremos en unas horas. 
Ella: ¿Qué llevarás puesto? ¿Cómo te reconozco? ¿Dónde nos veremos? 
El: Cálmate, una pregunta a la vez jaja. 
Ella: ¡Responde, no es chiste! 
El: Sueter blanco, jeans, gorro blanco... ¿Podemos vernos en el parque del que me hablaste? 
Ella: ¿El que está aquí cerca de donde vivo? 
El: Sí, ese. 
Ella: ¿Cómo sabrás cómo llegar aquí? 
El: Preguntando, supongo, después me las arreglo, es lo de menos. 
Ella: ¿Es en serio todo esto? 
El: Amor, estoy montado en un tren; escuchaste mientras compraba el boleto; casi que me reservaste la habitación del hotel; ¿Te queda alguna duda? 
Ella: Es que es tan surrealista; esto no pasa; no a mi. 
El: Está pasando. Ahora dime: ¿cómo te reconoceré? 
Ella: ¡Ni siquiera sé qué ponerme! 
El: -En voz baja- Mujeres... 
Ella: Cállate, te escuché. 
El: Jajajaja perdón, perdón. ¡Ya dime! 
Ella: ¡No lo sé! -Se levanta, busca entre su ropa- ¡No tengo nada para ponerme! 
El: Qué exagerada, algo ha de haber; sino así mismo como estés. 
Ella: ¡¿Qué?! No, estoy en pijama, Angel. 
El: No me importa lo que lleves puesto, me importa que seas tú. ¡Quiero verte ya! 
Ella: Ya, después veré; mientras busco, dime qué ves. 
El: El cielo... 
Ella: ¿Cómo está? Descríbelo para mi. 
El: Azul, con pocas nubes... Tienes que verlo, le tomaré una foto. 
Ella: Tómate una foto a ti también. 
(Le toma la foto a la ventanilla y una a él con los ojos cerrados con fuerza y sacando la lengua) 
El: Ya está, salí feo, ya no me vas a querer. 
Ella: Jajaja ¡Quiero verla! 
El: Quiero una foto juntos. No, ¡quiero MUCHAS fotos juntos! 
Ella: Qué vergüenza que me vean contigo, mejor no jajaja. 
El: Jajaja ok. ¡Me quiero bajar del tren, el amor de mi vida ya no me quiere ver! 
Ella: ¡Cállate, loco! Qué idiota eres, ¡qué idiota! 
El: Tú te lo buscaste jajaja. 
Ella: ¿Cuánto falta? 
El: No lo sé, no mucho, supongo... 
(Pasadas unas horas el tren se detiene, él se baja y busca su equipaje) 
El: ¿Dónde puedo alquilar un auto? No te sacaré a pasear en bus jajaja 
(Ella le dice el sitio, él para un taxi y va por un auto; luego empieza a conducir a la casa de ella) 
El: ¿Dónde era? 
Ella: ¿Dónde estás? 
El: Jajaja no tengo idea. Espera, ya sé. 
(Para otro taxi y le indica la dirección a donde va para que lo guíe) 
El: Soy un genio; le dije a un taxista que me conduzca hacia allá. 
Ella: ¡Y yo aún no sé qué ponerme! 
El: Estoy cerca. 
Ella: ¡¿Qué?! ¡¿Ya?! 
El: Sí, pero antes tengo que comprar una cosa, tienes tiempo. 
Ella: ¿Qué cosa? 
El: ¿Qué te importa? Jajaja no te quiero decir. 
Ella: ¡Dime! 
El: Ehmm, nada, nada, ya voy para allá. 
Ella: Hmmm ok. 
(Se detiene en una floristería y compra la rosa más bella del lugar) 
Ella: ¿Qué es eso que se oye? ¿Dónde estás? 
El: Nada, ya voy en camino. 
Ella: ¡Nunca me dices nada! 
El: Ya tendrás oportunidad de golpearme por eso jaja. 
Ella: Sí, es lo primero que haré. 
El: ¡Escucha! Pon atención. 
Ella: ¿Qué? 
(Le sube el volumen al radio del auto; se oye "just the way you are" - Bruno mars) 
El: When I see your face... 
Ella: ¡Te odio! Cantas feo, cállate. 
El: No me importa, canta conmigo. 
Ella: No, eres demasiado tonto jajaja. 
El: Estoy en el hotel que me dijiste. ¿Ahora hacia dónde? 
(Ella le indica la dirección y él llega a la puerta de la urbanización, donde habla con el vigilante) 
El: Buenas tardes. 
Vigilante: Sí, ¿qué se le ofrece? 
El: Vengo a ver a Andrea Gutierrez. Casa número 10. 
Vigilante: Ok, pasa. 
El: Gracias. 
Ella: ¡Dios! 
El: Dios no; Angel, por favor. 
Ella: Imbécil jajaja. 
El: Ya estoy afuera, no sé qué casa es la 10, así que iré al parque. 
Ella: Espérame ahí. 
El: Estoy nervioso, ya no quiero jajaja. 
Ella: ¡Vete, pues! 
El: ¿Después de todo lo que recorri? Estás loca. 
Ella: Ya estoy lista, voy para allá, ¿ya puedo colgar? 
El: ¡No! Quiero verte llegar hablando por teléfono. 
Ella: Jajaja ¿por qué? 
El: ¿Qué haré mientras vienes? Hablarte me calma. 
Él está sentado en uno de los bancos del parque impaciente por verla y escondiendo la rosa detrás de sí. No para de reirse de los nervios por el teléfono y no puede evitar mirar hacia las casas a cada segundo para verla llegar. De pronto ve que alguien se acerca; una chica de cabello largo y castaño. La chica está sonriendo y sosteniendo un teléfono. Ella lo mira y baja la cabeza riendo de los nervios. Los dos se sonrojan. Él se levanta y va hacia donde está la chica. 
Ella: ¿Hola? Jajaja qué locura, en serio. 
El: Wow... 
Ella: ¿Qué? Cállate, estoy demasiado nerviosa. 
El: ¿En serio eres tú? 
Ella: Duh, tonto. 
El: Eres demasiado hermosa. 
Ella: ¡Cállate! 
El: Tengo algo para ti. 
(Saca la rosa y se la entrega mirando fijamente sus ojos mientras ella casi no puede sostenerla de los nervios) 
Ella: Gracias... Qué hermoso. 
El: No podía llegar con las manos vacías. 
Ella: ¿Nos sentamos? Creo que tenemos demasiado de qué hablar... 
El: Claro, vamos. 
(Se sientan en el banco donde él esperaba en un principio y comienzan a hablar. Ninguno de los dos puede creer que el otro esté así; tan cerca) 
El: Ven, vamos a los columpios. 
(La toma de la mano y van corriendo como niños; se sientan a seguir conversando) 
Ella: Dime, ¿soy como imaginabas que sería? 
El: No... Eres aún más perfecta... A ti puedo tomarte de la mano y ver como te sonrojas cuando te ries. 
Ella: Cállate. 
(Lo suelta y se cubre la cara con sus dos manos. El rie tiernamente al ver que se ruborizó por lo que dijo. Toma una de sus manos y empieza a jugar con sus dedos. Ambos se miran. Él le aparta el cabello de la cara rozando suavemente sus mejillas y ella toma su mano. Ambos sonríen, no pueden creerlo...) 
Ella: Quiero ver la foto que le tomaste al cielo y la tuya. 
El: Listo, pero no puedes burlarte de mi. 
Ella: Trataré, pero sé que saliste muy feo. 
(El saca la cámara y le enseña las fotos. Ella se queda mirando la foto de él con ternura y una sonrisa se forma en su cara) 
El: Ya viste, jaja devuelveme la cámara. 
Ella: No, sonríe. 
(Ella apunta la cámara hacia él y le saca una foto) 
El: Ey, tenemos que salir los dos, sino no vale. 
Él se levanta y toma la cámara; se inclina detrás de ella poniéndose a un lado y enfoca la cámara hacia los dos. En eso, sin querer, sus mejillas se rozan y él se aleja un poco para voltear a mirarla. Ella hace lo mismo y se miran mutuamente. Él se acerca y cierran los ojos. Roza sus labios con los de ella y empieza a besarla a lo que ella responde. Fue el beso más hermoso, el momento más hermoso en la vida de ambos. Al darse cuenta de lo que estaba pasando, se separan un poco y se abrazan. No quieren que ese momento se termine. 
Ella, tartamudeando y casi sin poder hablar de los nervios, finalmente dice:¿Y la foto..? 
El: Claro, la foto... 
Ambos sonríen y él toma la foto. Se queda admirandola unos segundos y, sin quitarle los ojos de encima a aquella cámara, toma la mano de ella y la aprieta suavemente. 
Luego van a un telo... 
Ella: ¿Estas seguro? ¿Tienes Condon? (Pregunta riéndose) 
El: si, hagamoslo 
Y finalmente se la re garchó y felices por siempre, fin.
Lo saqué de http://www.frases2012.net/frase/89081/ No me asesinen, se que se rieron al menos un poquito(?)

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